CUANDO EL AMOR SE CONVIERTE EN ODIO: CAMBIO RADICAL EN LAS RELACIONES

Es un momento impactante cuando las personas que alguna vez se amaron mucho de repente se encuentran con desprecio, amargura o incluso odio. ¿Qué hace que las parejas ya no solo se ignoren o critiquen entre sí, sino que se odien activamente? El desarrollo del odio por amor es un fenómeno que experimentan muchas parejas, y que está recibiendo cada vez más atención en la investigación psicológica.

¿Qué es el odio? Clasificación psicológica y demarcación de la ira

El odio es uno de los sentimientos más fuertes y al mismo tiempo más destructivos que las personas pueden sentir. Psicológicamente, es una aversión persistente e intensa que viene con el deseo de dañar a la persona odiada, o al menos de desterrarla de la vida. El odio no es un afecto espontáneo, sino una condición crónica que se desarrolla durante un largo período de tiempo y puede estar profundamente arraigada en la personalidad y la historia de la relación.

Por el contrario, la ira suele ser una emoción situacional a corto plazo. Surge como una reacción a una acción que se percibe como injusta, una transgresión de los límites o una frustración. La ira puede ser fuerte, violenta e impulsiva, pero generalmente desaparece tan pronto como se aclara la situación o se reconoce y nombra la necesidad detrás de la ira.

La diferencia también se enfatiza en la literatura psicológica: mientras que la ira es a menudo una señal de cambio necesario, el odio representa un estado de resignación y retraimiento. La psicoanalista Verena Kast describe el odio como «una forma de energía destinada a destruir el objeto o al menos desterrarlo de la propia vida», mientras que la ira es «una energía dirigida al cambio».

La neurociencia también proporciona información interesante: en el estudio de Semir Zeki y John Paul Romaya (2008), se utilizó una resonancia magnética funcional (fMRI) para demostrar que cuando ves a una persona odiada, se activan áreas cerebrales similares a las que se ven cuando ves a un ser querido, especialmente el putamen y la ínsula. Zeki comenta: «El patrón de activación sugiere que, si bien el amor y el odio son opuestos, se construyen sobre una base neuronal común». Sin embargo, mientras que las áreas para el pensamiento lógico y el juicio son menos activas en el amor, permanecen activas en el odio. Esto podría explicar por qué el odio a menudo va acompañado de un comportamiento estratégico, como planes de venganza.

¿Cómo surge el odio del amor? El proceso de rastreo

El cambio del amor al odio rara vez es repentino. Más bien, es un proceso gradual en el que los conflictos, agravios y decepciones no resueltos se acumulan a lo largo de los años. En la fase inicial de una relación, la idealización de la pareja suele estar en primer plano. Se destacan las cualidades positivas, se ocultan las debilidades. Con el tiempo, sin embargo, a medida que el primer enamoramiento disminuye, las diferencias, los conflictos y las necesidades insatisfechas se hacen cada vez más evidentes.

En su investigación, la psicóloga Helen Fisher describe que las relaciones amorosas se basan en tres sistemas neurobiológicos: lujuria, atracción y apego. Si estos sistemas se ven interrumpidos por repetidas decepciones, violaciones de confianza o negligencia emocional, la dinámica emocional puede volverse negativa.

Un estudio cualitativo realizado por el Dr. Guido F. Gebauer y Gleichklang.de (2022) investigó cómo surge el odio en las relaciones de pareja. La evaluación de numerosos testimonios mostró que el odio a menudo surge como resultado de lesiones profundas, abuso de confianza y humillaciones repetidas. Un participante describe: «Le di todo, pero cuando me di cuenta de que solo me estaban usando, ya no pude amarlo, solo había odio». Muchos pacientes informan que el odio les sirvió como un mecanismo de protección para distanciarse emocionalmente de su pareja y protegerse de más lesiones.

El estudio identificó varios desencadenantes clave para el cambio del amor al odio:

  • Abuso de confianza repetido: La infidelidad, las mentiras o la sensación de haber sido traicionado por tu pareja son desencadenantes especialmente comunes.
  • Negligencia emocional: La sensación de no ser visto, no apreciado o no respetado puede conducir a un profundo dolor.
  • Comportamiento de potencia y control: La manipulación, el control o el chantaje emocional conducen a sentimientos de impotencia que pueden convertirse en odio.
  • Necesidades insatisfechas: Cuando las necesidades centrales de cercanía, reconocimiento o autonomía permanecen permanentemente insatisfechas, la frustración puede convertirse en odio.

Los resultados del estudio también muestran que el odio a menudo surge cuando la esperanza de cambio y reconciliación se ha perdido para siempre. La cercanía emocional que una vez proporcionó seguridad se convierte en una fuente de dolor e impotencia. El odio se convierte entonces en el último recurso para distanciarse y proteger la propia integridad.

El odio como señal y catalizador del cambio

Por muy destructivo que pueda ser el odio, no es exclusivamente negativo. La investigación de Gebauer y sus colegas sugiere que el odio también puede cumplir una función importante: ayuda a romper con las relaciones tóxicas y protegerse. «El odio es una señal de problemas profundamente arraigados en la relación, pero también puede actuar como un catalizador para el cambio y el crecimiento si estamos dispuestos a lidiar con él», dice Gebauer.

En el estudio, casi la mitad de los participantes informaron que obtuvieron desarrollo personal y autoconocimiento al lidiar con su odio. Un participante describe: «El odio me ayudó a encontrarme a mí mismo, aprendí lo que realmente quiero en la vida».

La investigación de la pareja de John Gottman también muestra que los patrones destructivos como el desprecio, el retraimiento y el odio aumentan enormemente la probabilidad de separación. Al mismo tiempo, Gottman enfatiza que las parejas que aprenden a comunicarse abiertamente y regular sentimientos negativos como la ira y la decepción son significativamente más resistentes y menos propensas a caer en patrones destructivos como el odio.

¿Se puede cambiar el odio? Salidas de la espiral negativa

La pregunta central para muchas parejas es: ¿Puede el odio desaparecer de nuevo? La investigación psicológica da una respuesta cautelosamente optimista. El odio no es un destino inevitable, sino un proceso dinámico que puede cambiarse a través de la confrontación consciente y el apoyo terapéutico.

Los enfoques terapéuticos, como la terapia de pareja centrada en las emociones o la comunicación no violenta, tienen como objetivo hacer visibles las heridas, necesidades y decepciones detrás del odio y llevarlas a un diálogo constructivo. Las investigaciones muestran que las parejas que están dispuestas a lidiar honestamente con sus sentimientos, nombrar viejos agravios y asumir la responsabilidad de sus propias experiencias pueden encontrar la salida de la espiral negativa.

El estudio de Gebauer et al. muestra que la reflexión consciente sobre los propios sentimientos y la voluntad de participar en un proceso de cambio son cruciales: «Aquellos que tienen el coraje de lidiar con su odio y entenderlo como una expresión de dolor profundo pueden aprender de él y desarrollarse más».

El camino de regreso al amor es difícil, pero no imposible

El odio en las relaciones es un sentimiento complejo y de múltiples capas que surge del amor decepcionado, el abuso de confianza y las necesidades insatisfechas. Los estudios neurocientíficos y psicológicos muestran que el odio y el amor están estrechamente entrelazados e incluso activan regiones cerebrales similares. La diferencia decisiva radica en la duración, el propósito y los efectos sobre el comportamiento. Si bien la ira puede ser una señal de cambio, el odio a menudo representa la resignación, pero también la oportunidad de autoprotección y desarrollo si se toma en serio y se procesa como una señal.

Para las parejas que se encuentran en una espiral de odio y rechazo, el camino de regreso al amor es difícil, pero no imposible. El factor decisivo es la voluntad de enfrentar los propios sentimientos, trabajar en viejas heridas y encontrar nuevas formas de comunicarse y dar forma a las relaciones juntos. La investigación muestra que cuando el odio se entiende como una señal de cambio, puede, por paradójico que parezca, ser el primer paso hacia el crecimiento personal y una forma de relación nueva y más madura.

Estaremos encantados de acompañarle en este camino, simplemente solicite una serie de citas.

Crédito de la foto: Unsplash / Brett Jordan

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